La historia de los parvularios o jardines de infancia tuvo sus orígenes en Escocia,
en el año 1816, cuando Robert Owen fundó el primer centro destinado a la atención de la
educación preescolar.
Esta iniciativa se volvió popular entre los nobles y la clase media en Hungría
Fue un discípulo de Enrique Pestalozzi, el también pedagogo Federico Fröebel,
quien planteaba que la educación debía ser un proceso dirigido metódicamente desde las primeras
edades, intentando favorecer en los niños un desarrollo físico, pero también intelectual y
emocional. Con estas premisas fundó los primeros
parvularios
o jardines de infancia.
Aunque actualmente estas instituciones han tenido mucho éxito y se les reconoce
cada vez más su importancia, no siempre fue así, en los comienzos los parvularios o
jardines de infancia
no fueron bien vistas y se rechazaba la idea de una educación a tan temprana edad. De manera
tradicional la función de estas instituciones era solo de «guardería de niños» donde no era
condición esencial que los cuidadores tuvieran un perfil académico y mucho menos existía una
intención educativa más allá de enseñar a los niños en edad
preescolar
las cuestiones básicas relacionadas con la alimentación o el cuidado de la higiene personal.
En España la historia de las instituciones está ligado al nombre de la reina
María Victoria de Saboya, se cuenta que esta reina italiana en España, fue quien fundó la primera
guardería
en el país, inspirada por la vista que tenía desde palacio, donde observaba a las lavanderas
ejerciendo junto al río Manzanares con sus pequeños a cuestas, se escuchaban historias sobres los
accidentes que sufrían los niños o
párvulos,
por no estar adecuadamente supervisados mientras sus madres tenían que trabajar. Fue a partir de
sus donaciones, en muchos casos anónimas que se fundó la primera guardería el 13 de enero del año
1872 bajo el nombre de «Casa del Príncipe» en honor al primogénito de la reina, el príncipe de
Asturias, el que financiaba además el centro. Se incluía educación, alimentación y atención
sanitaria en estas instituciones conocidas popularmente como «Asilos de las lavanderas», esta idea
pronto se extendió a Barcelona y Valencia.
Si bien este nivel educativo preescolar no es obligatorio para acceder a la
enseñanza primaria, hay muchos países como
Argentina, Israel,
España o los
Estados Unidos
que aportan sustentos teóricos y metodológicos para la continua evolución de estas instituciones,
donde ya se cuenta con personal cualificado específicamente para asumir la educación en la edad
preescolar.
En Europa, sin ser España una excepción de esta regla, se han sucedido muchos
cambios en el estilo de vida, a partir de los años 70, la sociedad ha ido evolucionando
vertiginosamente. La actividad diaria en la actualidad, por razones mayormente laborales, se vive
fundamentalmente fuera de casa. En otros tiempos era en el seno de la familia donde el niño se
desarrollaba y adquiría la mayor parte de sus conocimientos, hoy la familia ha perdido ese papel
protagónico y la formación de la descendencia ha quedado principalmente en manos de la sociedad y
sus instituciones. De esta manera, ya a partir de los 45 días de nacido el niño, están creados
todos los medios para que fuera de casa pueda recibir el cuidado y la formación que necesitan.